La mejor forma de tratar el síndrome de dolor regional complejo es empezar en cuanto se diagnostica. El tratamiento tardío se asocia a una peor recuperación, pero las anomalías asociadas mejorarán si se consigue reducir el dolor y aumentar la movilidad. El tratamiento es multimodal y se han utilizado diversos tratamientos para esta afección. (1)
El Real Colegio de Médicos establece cuatro "pilares" para la terapia: educación, reducción del dolor, rehabilitación física y atención a las necesidades psicológicas, con el objetivo de mejorar la calidad de vida. (2)
La fisioterapia y la rehabilitación son la piedra angular del tratamiento y deben tenerse en cuenta en todos los casos, independientemente de la especialidad a la que acuda el paciente en el momento del diagnóstico inicial. Los enfoques intervencionistas, como los bloqueos nerviosos simpáticos repetidos, la terapia farmacológica y la psicología del dolor pueden utilizarse para facilitar la participación del paciente en los programas de fisioterapia. (3) Algunos ejemplos de opciones fisioterapéuticas son:
A pesar de ello, las pruebas de un beneficio consistente de la fisioterapia para el dolor y la discapacidad en adultos con síndrome de dolor regional complejo son limitadas. (4)
Las consideraciones y preferencias del paciente deben guiar la elección de cualquier tratamiento farmacológico. En la actualidad no existe ningún medicamento específicamente autorizado para el SDRC.
Las opciones incluyen:
Analgésicos simples. Suelen ser tratamientos de primera línea (como los antiinflamatorios no esteroideos) cuya potencia se incrementa gradualmente, de modo que se puede estimular el uso de la extremidad con ejercicios suaves. No existe un orden de preferencia, y puede ser necesario probar varios agentes para conseguir aliviar el dolor. La mayoría de las directrices recomiendan dosis de moderadas a altas durante 2-4 semanas, momento en el que puede evaluarse la respuesta del paciente. En general, no se aconseja el uso prolongado a estas dosis. (3) Los brotes de dolor son normales, pero suelen remitir al cabo de unos días o semanas.
Si el dolor no se reduce a un nivel leve en 3-4 semanas, puede probarse la medicación para el dolor neuropático. La gabapentina es el fármaco más probado y utilizado, aunque la pregabalina puede tolerarse mejor. Sin embargo, su eficacia no se ha estudiado en ensayos controlados aleatorizados. (3)
Los antidepresivos tricíclicos pueden ser útiles para el tratamiento del dolor en el SDRC precoz o tardío. Para los pacientes que no toleran o no responden a los antidepresivos tricíclicos, o no son candidatos a ellos, pueden considerarse los inhibidores de la recaptación de serotonina-noradrenalina (IRSN). (3)
El uso de analgésicos opiáceos en el SDRC es controvertido. La dependencia es un riesgo importante, y se ha demostrado mortalidad con el uso persistente de opioides potentes. Por lo tanto, estos fármacos sólo deben considerarse una vez que se hayan probado otras opciones, y si se prevé que los beneficios superan a los riesgos. (5)
Los antidepresivos pueden ser necesarios si existe depresión asociada, y algunos pacientes con SDRC presentan evidencia de resorción ósea activa que puede ser dolorosa. La inhibición de la resorción ósea mediante bifosfonatos puede reducirlo. Se ha probado tanto la terapia oral como la intravenosa, pero no hay pruebas de la superioridad de un régimen en particular.
Los antagonistas y agonistas alfa-adrenérgicos, en particular los antagonistas alfa (p. ej., prazosina, fenoxibenzamina) y los agonistas alfa-2 (p. ej., clonidina), son posibles tratamientos para el dolor mediado simpáticamente en el SDRC. (3)
Las infusiones intravenosas de ketamina se han utilizado para el tratamiento del SDRC crónico, y las revisiones sistemáticas sugieren que las dosis subanestésicas pueden tener una eficacia de baja a moderada. (6) Pueden utilizarse tras el fracaso del tratamiento multimodal, teniendo en cuenta cuidadosamente las comorbilidades y los efectos secundarios del paciente, junto con una monitorización adecuada durante y después del tratamiento. (3)
Las terapias intervencionistas, como los bloqueos nerviosos, suelen reservarse para el tratamiento del SDRC crónico cuando han fracasado otros tratamientos. Hay varios métodos disponibles, y su uso depende de la práctica local y de la preferencia individual del paciente.
Los pacientes con SDRC deben ser objeto de seguimiento a intervalos regulares, con frecuencia durante los primeros 6 meses y con menor frecuencia una vez estabilizados. Debe prestarse especial atención a la respuesta al tratamiento, a cualquier cambio crónico y a los trastornos del estado de ánimo. (7)
Referencias:
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