La jeringa está contraindicada tras una lesión reciente o en pacientes que hayan sufrido una perforación del tímpano. También está contraindicada si hay antecedentes de otitis externa u otitis media reciente, cirugía previa del oído medio/mastoides y si es el único oído que oye (1). En estos casos, el paciente no debe ser jeringado y debe ser remitido para desparafinamiento bajo visión directa (1).
NICE afirma que (2)
La punta de la jeringa debe ser roma y el agua debe utilizarse a temperatura corporal (para evitar la estimulación calórica del aparato vestibular). (1)
En un estudio sobre el uso de jeringuillas en la práctica general del Reino Unido se estimó que la tasa de complicaciones que requerían la intervención de un especialista era de aproximadamente 1/1.000 oídos tratados con jeringuillas (3). Estas complicaciones incluían perforaciones, laceraciones del conducto y fallos en la eliminación de la cera. La otitis externa también puede complicar la jeringuización del oído.
Cabe señalar que un estudio que planteaba la pregunta "¿puede la irrigación de los oídos provocar la rotura de la membrana timpánica normal?" (4) concluyó que, en una membrana timpánica normal, no era posible generar presiones suficientes para provocar la perforación de la membrana timpánica.
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