Se trata de un trastorno cutáneo que cursa con eritema fijo o recurrente, telangiectasia, edema, pápulas y pústulas que afectan a la frente, las mejillas, la nariz y, a menudo, la barbilla.
Es más frecuente en personas de piel clara que se quema con facilidad, pero también puede darse en afrodescendientes (1).
Es relativamente frecuente, con una prevalencia en mujeres del 5% y en hombres de algo menos del 4% (2), pero los hombres tienen más probabilidades de evolucionar a una enfermedad grave (2).
Suele aparecer entre los 30 y los 60 años (3).
Los cambios oculares son la presentación inicial en el 20% de los pacientes (4).
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Referencias:
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