La PTI aguda se observa predominantemente en niños tras una infección vírica -más comúnmente varicela, pero también rubéola, citomegalovirus, hepatitis vírica, mononucleosis infecciosa-.
La PTI crónica se observa sobre todo en adultos, normalmente entre 20 y 50 años. Las mujeres se ven afectadas tres veces más que los hombres. Otras enfermedades como el LES, los trastornos linfoproliferativos (LLC o linfoma) o la anemia hemolítica autoinmune suelen estar presentes. No es habitual que exista una infección vírica previa.
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