El prurito puede describirse como "una sensación desagradable en la piel que provoca el deseo de rascarse" (1).
Con frecuencia es un síntoma angustioso que puede interferir en la calidad de vida del paciente, por ejemplo, impidiendo el sueño normal, por lo que debe tomarse en serio.
El prurito, que se experimenta como una sensación, surge en la piel a partir de una estimulación nerviosa cutánea mediada a través de varias sustancias (histamina, péptidos vasoactivos, encefalinas, sustancia P y prostaglandinas) (3).
La sensación de prurito puede aumentar con el rascado crónico o intenso, creando un ciclo característico de picor-rascado-picazón (4).
La incidencia del prurito aumenta con la edad (1) y es una de las quejas más frecuentes en la población de pacientes de edad avanzada. La piel seca, también conocida como xerosis, es la causa más frecuente en estos pacientes (3).
Referencias:
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