Los corticosteroides tópicos revolucionaron el tratamiento de las enfermedades inflamatorias de la piel cuando se introdujeron en la década de 1950. Se utilizan como tratamiento de primera línea o adyuvante en varias dermatosis inflamatorias (1) (especialmente beneficiosos para el eccema y la psoriasis), y ocupan un lugar en el tratamiento de otras dermatosis, como la alopecia areata, las cicatrices queloides y los granulomas no infectados.
No son beneficiosos en la urticaria o el prurito de causa desconocida y exacerban la rosácea, el acné y las ulceraciones (2). Los efectos secundarios sistémicos pueden ser graves.
Los corticosteroides tópicos están disponibles en distintas concentraciones. Una buena regla es utilizar el fármaco menos potente a la menor concentración posible para obtener un efecto terapéutico.
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